Saudades mesolíticas

por Ignacio Márquez

Indeed, qué viaje melancólico, y extenso, el de Lubbock. Apenas logré terminar la recorrida por Western Asia y Europa. Me hubiera gustado leer sobre las Américas, a las que por lo general hemos visto menos -tal vez por el hecho de ser el continente “joven”, as far a human presence is concerned- y, muy especialmente, llegar al resto de Asia, por todo lo que leímos en Oppenheimer. Me convenció un comentario que leí por ahí que decía que los demás capítulos eran un poco repetitivos. Además, diré la verdad: la saudade mesolítica de Mithen, de a ratos, me abrumaba.

De cualquier manera, el libro está bien y aunque a veces peque de un afán enciclopedista medio excesivo, precisamente por eso está repleto de detalles y descripciones de todo tipo y me cansé de googlear, en paralelo a la lectura, sitios de excavaciones arqueológicas y nombres de antiguos asentamientos humanos.

Algunas cosas que me dejó este viaje parcial junto a Lubbock:

  • La influencia de los cambios climáticos en el devenir de nuestra especie es imposible de subestimar. Fundamental, decisiva. Ya habíamos visto en otros libros cómo la evolución de la línea humana estuvo inseparablemente ligada a las sucesivas transformaciones en el clima; en particular, a esos ciclos stop-and-go de glaciación y calentamiento. El gran mérito de Mithen, me parece, es arrancar el libro con el gráfico hermosamente simple de variación climática en los últimos 20.000 años para luego mostrar, región por región, cuán íntima fue la relación entre el mejoramiento del clima y la enorme transformación cultural y tecnológica del Neolítico, transformación que, en definitiva, se produjo en una ventana de tiempo relativamente "corta". Es fácil, creo, para los que nacimos en el calentito Holoceno, (mal) acostumbramos a creer que somos una especie súper poderosa e invulnerable y olvidarnos de la ayudita decisiva que nos dio el aumento constante de la temperatura de hace unos 11.000 y pico de años.
  • Otro mérito, creo, si bien a veces se torna un poco repetitivo, es poner bastante énfasis en describir la espiritualidad de las gentes que toca el libro. Es posible, y el propio Mithen lo reconoce, que en muchos casos se trate de hipótesis difíciles de comprobar. Pero en general logran el efecto de pintar un cuadro mucho más profundo y complejo que la imagen de seres simples y rudimentarios que se suele tener.
  • No sé cuán accurate sea científica o académicamente, pero a efectos expositivos me gustó mucho la comparación entre el ser-humano-como-extensión-de-la-naturaleza y el ser-humano-como-transformador-del-entorno para explicar el cambio fundamental de paradigma entre el Paleolítico y el Neolítico. Seguramente sea una cuestión de grados, y no todos los casos sean iguales, pero es fácil imaginar al homo sapiens pre-agricultura como una parte integral de su entorno natural, más o menos a la par del resto de las especies, y al homo sapiens post-agricultura como un ser autoconsciente de su posición predominante, algo así como un centro alrededor del cual gira todo lo demás. El cambio de estilo arquitectónico en favor de construcciones rectangulares, en detrimento de los más "naturalistas" asentamientos circulares, probablemente no sea casual ni anecdótico.
  • Aprendimos sobre Doggerland, el paraíso perdido del Mesolítico. Sobre el período en particular, noté en Mithen una añoranza especial por esta época de temperaturas agradables y abundancia de recursos desprovista de los "traumas" y de las nuevas exigencias que traería el Neolítico. De cualquier manera, es interesante pensar que la invención de la agricultura probablemente haya sido una derivación natural de las condiciones que surgieron durante el Mesolítico: mejor clima, más abundancia y diversidad de especies, nuevas técnicas asociadas a los cultivators de jardines naturales y, muy en especial, mayor presión demográfica.
  • Siempre me sorprende la velocidad de adopción de la agricultura y lo rápido de los cambios subsiguientes (ojo, digo esto con la salvedad preventiva de haber leído solamente sobre el Creciente Fértil y Europa). Es como si después de un letargo largo y bastante uniforme le hubiesen inyectado adrenalina a la Historia. No me quedó muy claro qué pasó después de ese primer envión de agricultura y cría de animales; el panorama que cierra el capítulo sobre Western Asia es bastante sombrío: deforestación extrema, pueblos abandonados, suelos exhaustos. ¿Fue así hasta que, progresivamente, se colonizó toda la tierra cultivable? No creo, y no me cierra, especialmente porque el capítulo termina en alrededor de 6000 AC. 
  • Me pareció increíble la utilización de evidencia genética para tratar de determinar si los cazadores-recolectores europeos pre-agricultura fueron los antecesores de los europeos actuales o si, por el contrario, fueron devorados (not literally, justamente) por farmers provenientes de otras latitudes. Resulta que hubo mucho más mingling y asimilación de lo pensado, por lo menos en Europa.

Antes de entrar a las primeras granjas, una pequeñita recomendación. Soy medio fan de googlear en paralelo a la lectura, así que termino con un par de sugerencias que se me ocurren ahora: busquen imágenes de Çatalhöyük y Göbekli Tepe, o mapas de Doggerland.

Saludos mesolíticos.

Comments

  1. Me gustó mucho el post. Entre lo que no leíste, el capítulo sobre la extinción de la megafauna es muy bueno, como toda la sucesión de capítulos consagrados a los glaciares y el clima de américa del norte. También me pareció que es raro cómo abandona la mesopotamia en medio del quilombo... Además, no se entiende el timing, lo dejé a unas 200 p. del final y seguía en México, o sea con 3 continentes por delante o algo así

    saludos!

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    1. Se habrá quedado sin nafta la máquina del tiempo...? Voy a aprovechar los meses de receso para leer lo de la megafauna; ya alguien había comentado que valía la pena. Gracias!

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  2. No parece muy relacionado con el blog, pero si tienen 2 minutos miren este link:
    http://www.demilked.com/delicatessen-with-love-gabriele-galimberti/

    Son abuelas de diferentes países mostrando su plato típico. Al margen de que me parecen conmovedoras las fotos, no es impresionante como en muchas pareciera que cocinan con los ingredientes que descubría Lubbock en sus travesías? Como si en 6000 años no mucho hubiera cambiado (sí, ya sé, tomate, maíz, etc en no américa, pero digo como idea general).

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  3. Prodigiosa reseña. Clap clap clap!

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